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Sin tiempo ni para quejarme que no tengo tiempo

MI TRABAJO


Estoy harto de mi trabajo. Yo se que tendría que estar agradecido por tener un trabajo digno y honrado, por el cual me pagan suficiente para mantener a mi familia y darme algunos gustos. Pero estoy cualquier cosa menos agradecido con el forro que me consiguió este trabajo. Hubiera preferido seguir clavando remaches negros durante 12 horas al día. Si, me pagan el doble y trabajo 8 horas menos, pero mi trabajo es horrible. Solo se compara con la persona que limpia la porquería de los hipopótamos en el zoológico, o con la que lava a mano las sabanas de los telos (si es que las lavan).
Si, así de malo es, aunque parezca exagerado. Trabajo durante las peores horas de la noche. Si, en el momento en que todos los locos salen a hacer locuras, y los malechores a hacer maldades. Para empeorar las cosas lo patrones quieren que vaya a trabajar a las zonas mas conflictivas de la ciudad. Es obvio que me odian. Pero yo no soy suicida, así que trato de ir siempre a trabajar a los lugares más tranquilos, donde nunca pasa nada. No crean que por eso mi trabajo es mejor. Mientras usted está durmiendo, yo estoy tratando de mantenerme despierto.
Además, por una extraña razón, la gente cree que le debo algo a la comunidad. Por favor, dejen de pensar que estoy haciendo servicio comunitario. No entiendo porque cada vez que alguien tiene un problema me llama para que se lo resuelva. ¿Por que piensan que estoy para servirles? Si escuchan ruidos raros no me tienen que llamar a mi. Si se le escapo el gato tampoco me tienen que llamar. Ni cuando la abuela se cayó en las escaleras. Ni cuando su señora esta por parir. Ni cuando le robaron la casa. Ni cuando la violaron, ¡¡¡que andaba haciendo en la calle que se quemo el foco!!!! No, nada más me tiene que llamar si su café y/o bizcochos (también puede ser pastel) están tan ricos que me quiere convidar.
Entendieron vecinos del barrio, no soy un super héroe, no tengo super poderes. Dejen de esperar que yo les resuelva sus problemas por arte de magia, enfrentenlos!!!. Nada más soy un policía que vigila, ¡Solamente tengo q vigilar! Ese es mi trabajo

Futuro "Best-seller" de Dan Brown

Dan Brown el exitosisimo escritor de "joyas" de la "literatura comercial" como "el código da vinci" decidió que necesitaba mas plata y escribirá otra novela.
Nacido en algún lugar de estados unidos se hizo mundialmente conocido después de pagarle a un cura (una excelente inversión) para que dijera en publico que nadie debía leer uno de su libros. Aunque como escritor es bastante mediocre a la gente le atrajo un libro que la "iglesia" no quería que leyeran (Oh!!! estamos haciendo sacrilegio...). Sus libros son una recopilación de información (parte verídica y en igual parte ficticia) ordenada en forma de novela conspirativa con personajes dignos de ser los superhombres de Nietzsche.
Para los que conocen las novelas de Dan Brown esta es mas de los mismo. Para los que no la conocen les digo que son muy afortunados y sigan así.
Esta ves se trata de la conspiración mas grande de todo el mundo según el autor. El personaje descubre que las mujeres no menstruan, esta todo armado para reclamarselo al hombre y beneficiarse de esto, además el parto no duele. Esto va traer tanto debate como el código da vinci dijo Dan. El personaje Robert ya no puede confiar en ninguna mujer y se vuelve homosexual igual que el autor. En fin, con que poco la gente se llena de plata. El titulo del libro seria: "La falsa descamación del endometrio".
Tributo al gato de verdaguer

LECCIÓN QUINTA: EL MÉTODO DIRECTO

La nobleza del toro se mide por la rectitud de su embestida, y no hay nada en un toro que no pueda aplicarse a un sinvergüenza, es decir que nada se opone a que los sinvergüenzas demuestren su entereza y honestidad actuando de frente, a pecho descubierto.
Este es el Método Directo que, por desgracia, no está disponible para todas las psicologías. Hay sinvergüenzas empedernidos que tiemblan sólo de pensar en el modo mejor de manifestar sus intenciones de sinvergonzonear, si puede expresarse así.
Los hay que necesitan dejar la iniciativa a la mujer y los hay que prefieren separar claramente las diferentes fases del galanteo. Pero el sinvergüenza sabe, en el fondo de su oscuro corazón, que todos los prolegómenos son una pérdida de tiempo. Ninguno ha dejado de soñar en el milagro de acercarse a una hermosa mujer y decirle sencillamente: Tú. Y que ya esté todo hecho.
Lo que sucede es que hay que ser muy especial, tener el corazón valiente y sólido, y un gran desprecio por la sensibilidad de la mujer, para usar cualquiera de las muchas variantes del Método Directo.
Hay, por ejemplo, quien toquetea desde el primer momento: pellizcos en el brazo desnudo, manos al hombro, a la cintura, a la cara, poniendo con los gestos las cartas boca arriba: esto es lo que hay. Todos sabemos que esto funciona a veces, aunque en ocasiones es preciso repetir el tratamiento durante dos o tres días.
Hay quien usa la palabra sin que se le quiebre la voz. Esto y esto, mujer. ¿Qué respondes? Y no cosechan tantos cachetes como dicen algunos chistes, porque casi todas las mujeres -si están a solas- se sienten halagadas por estas primitivas manifestaciones de interés personal.
Hay quien se arrima. Directamente: te presento a fulanita. Hola, y se arrima tanto como puede. Hay quien deja pasar un cierto tiempo, el de tomarse una tapa de algo, y mete mano sin pronunciar una palabra. El fracaso tampoco suele conllevar la anticuada bofetada: todo lo más la mujer separa la mano osada. El sinvergüenza, entonces, pide otra tapa y vuelve a meter mano. Es sorprendente el porcentaje de éxitos.
¿Por qué? ¿Les gusta la osadía a las mujeres? Parece que sí si no hay muchos testigos y si es una osadía exenta de grosería. Al emplear el Método Directo no conviene usar un lenguaje fuerte o tabernario.
Los he visto que meten mano hablando de literatura, de política y hasta en silencio, como quien no quiere la cosa, mirando al tendido. Supongo que las complacientes afectadas se imaginan que ellos no pueden resistirse a sus encantos.
La grandeza de método directo reside en el gran desparpajo que hay que tener. Quien consigue esforzar el corazón lo suficiente, llega a elevadas cimas y no conoce jamás la vergüenza.


Desde mi punto de vista esto no es muy efectivo (hay excepciones). A la mayoría mujeres les gusta histeriquear.

LECCIÓN PRIMERA. ¿QUE ES LA MUJER?

Un poeta tendría mucho qué decir si se le diera la oportunidad con esta pregunta. También un tocólogo y, sin duda, muchos recién casados se desatarían en cánticos, inspirados por la ceguera temporal de su situación.

Pero para llegar a ser un sinvergüenza aceptable hay que rechazar los cantos de sirena y, siempre que la configuración psicológica lo permita, atenerse a la más estricta realidad. Por ejemplo, a todos nos consta que las mujeres tienen alma, pero, ¿qué puede hacer un sinvergüenza con el alma de una mujer? ¿Ponerla en una repisa y contemplarla?

Tome nota el aprendiz: Eche un velo sobre el alma de la mujer.

Una poderosa corriente de opinión insiste en la inteligencia de la mujer. Es temible. Cuando come una manzana -señala la corriente- se las arregla para que alguien la coma con ella. Cuando decide que su marido se tire por la ventana, apunta el tópico, lo mejor es vivir en una planta baja.

Pero, ¿qué puede hacer un sinvergüenza, aun uno modesto, con la inteligencia de una mujer? ¿Pasarse la vida suministrándole libros que la alimenten? ¿Emplearla como contable? ¿Y eso no sería una condenada forma de desaprovechar a la mujer en cuestión?

En otras palabras: el sinvergüenza, si tal es su capricho, puede reconocer el alma y la inteligencia de la mujer, especialmente para descubrirlas a tiempo y resguardarse. Pero el sinvergüenza debe abstenerse de ver a la mujer bajo ese aspecto y, como ya se ha dicho, debe limitarse a lo más material de la persona: a cuanto se puede tocar o palpar.

Digan lo que digan algunas feministas embravecidas, una mujer es un ser maravilloso que puede distinguirse por su rostro lampiño y suave, por sus cabellos largos, en muchos casos teñidos, por su cuello delgado sin nuez y, navegando de norte a sur ojo avizor, por un sinfín de detalles que, tras una severa inspección, no dejarán lugar a dudas.

Para los más distraídos, he aquí una regla de oro: es el ser más parecido al hombre de los que se ven en la naturaleza. Anda erguido, aunque con una ondulación muy peculiar, y habla. Habla mucho y la opinión más extendida es que lo hace para expresar pensamientos.

Por lo demás, Dios ha puesto en ella el don más poderoso de la tierra: la belleza. Cierto que hay mujeres feas, pero nunca tanto como un hombre.


Es apenas machista, en fin muchos asentirán mientras lean.


No solamente "shit happens"

Encontre un texto muy entretenido sobre las hipotesis de un gallego sobre un tipo de hombre en particular. El lo define como sinvergüenza, sin embargo se ascerca mucho a nuestra definicion de güitre. En fin, voy a extraer algunos fragmentos (porque realmente no tengo tiempo como para ponerme a crear cosas) y modificarlos un poco. La idea original es de ARTURO ROBSY


Cada maestrillo tiene su librillo y cada sinvergüenza su Enciclopedia Espasa. Aquí vamos a hablar de una clase de sinvergüenzas, los conquistadores con o sin éxito, incluidos en el viejo arquetipo español del Don Juan. No hablaremos de otros sinvergüenzas más peligrosos, del ladrón al falsario, ni de los canallas que pegan a las mujeres o las explotan, ni de los locos que se dejan pegar por ellas, ni de la enorme variedad de depravados en cuya fabricación parece estar especializándose nuestra codiciosa sociedad.

Los sinvergüenzas objeto de este estudio, al lado de tantos otros, son unas almas de la caridad y, salvo en algunos aspectos, unos caballeros, amantes admiradores de la belleza y algo obsesivos cazadores de la mujer. Claro que la caza de la mujer sólo es el paso obligado para cumplir con el mandato bíblico: creced y multiplicaos.

¡Ah, ¡la multiplicación! Una de las operaciones que más tinta ha hecho correr y que más ha entretenido al ser humano hasta el invento y difusión de la televisión. Millones de años después de descubrirse la multiplicación de la especie, sigue teniendo atractivo.

¿Quién no ha visto, en las proximidades de alguna playa mediterránea, a una rubita conduciendo una vespa rosa y ha pensado "Señor, señor"? Pues el sinvergüenza del que tratamos es el que no piensa "Señor, señor". El va y actúa.